martes, 8 de marzo de 2022

¿Por qué?

Ella, tan pequeña y asustada, llora desconsolada y se abraza a Mimi, su peluche preferido, el único que pudo coger cuando todo empezó. Llora y su madre la abraza con todas sus fuerzas intentando consolarla. No entiende que pasa, no sabe por qué no pueden estar en casa como siempre, comer todos juntos como cada día, ir a la escuela para ver a sus amigas que tanto echa de menos...

- ¿Cuando viene papá? - pregunta entre sollozos mirando a su madre y esperando que su respuesta aclare muchas de sus dudas.

- Pronto cariño, papa está de viaje, ¿recuerdas?


Ella alza la mirada como intentando recordar la última vez que vio a su padre. Estaban en casa y mientras estaba entre los brazos de su padre, él le decía que tenía que irse de viaje un tiempo, no sabía cuánto, pero que pronto estarían todos juntos de nuevo y la volvería a contar su cuento preferido todas las noches.

- Pero papi yo no quiero que te vayas, ¿cuando vas a volver? - preguntaba la pequeña Olena angustiada.

- Olena cariño, papa tiene que irse pero cuando menos te lo esperes volveré y te contaré tu cuento preferido como todas las noches antes de dormir. No llores mi vida, papa te quiere mucho – le susurraba su padre al oído mientras intentaba retener las lágrimas delante de su hija.

Olena recordaba su rabia y su tristeza y como lloraba sin que las palabras de su padre pudieran consolarla en ese momento. Recuerda el achuchón gigante que le dio mientras le pedía con todas sus fuerzas que no se fuera.



De repente un fuerte estruendo la asusta y la saca de sus recuerdos. Se abraza fuerte a su madre y a Mimi a la vez que intenta taparse los oídos. Quiere que se acaben esos ruidos, no sabe que son pero cada vez que los oye todo el mundo allí llora y a veces el suelo tiembla.

Tampoco le gusta el sitio donde están, no es como su casa. Desde allí no puede mirar por la ventana como lo hacía en su habitación. No hay ventanas, todo está oscuro y hace mucho frío. Su cama es un colchón en el suelo y cada vez tienen menos comida. Allí tienen que vivir con más personas que no conoce y aunque hay niños como ella, todos están asustados y lloran.

Ha escuchado a los adultos que están en guerra, pero no entiende muy bien que es eso. Ha escuchado a su mamá decirles a otras madres de allí que quieren huir hacia la frontera y coger uno de los autobuses para salir de allí cuanto antes.

Ella tiene miedo, no quiere irse. Si se van su papá no sabrá donde están cuando vuelva a casa y no sabe cómo pueden hablar con él. No quiere irse, pero tiene miedo. Quiere volver a casa, pero sabe que no pueden salir de allí. Quiere volver a ver a su profesora y sus amigos pero sabe que ahora no puede volver al colegio, quiere pasar las tardes con su mejor amiga, jugando en el patio de casa. Quiere que todo vuelva a la normalidad, que todo sea como antes.

¿Por qué están allí encerrados? ¿Por qué tienen que irse? No entiende nada.

¿Por qué papa no puede estar aquí conmigo? - piensa para si misma.


Su cara refleja un mar de dudas pero siempre la misma pregunta: ¿Por qué?
Refleja el miedo, la confusión y la incertidumbre de un día tras otro sin saber qué pasará.
El brillo en sus ojos llenos de lágrimas muestra su dolor y su tristeza.

Y después de un largo día en ese refugio, vuelve a llegar la noche con esos estruendos de fondo que tanto odia. Y cae rendida abrazada a su peluche y a su madre que le da calor y procura que no tenga frío. Abrazada a la esperanza de que al día siguiente todo acabe y vuelva a poder ver el sol brillar como antes.



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Este relato está escrito en honor a esas familias, y sobre todo a los niños y niñas que tienen que sufrir la guerra en su país en pleno siglo XXI. Ninguna guerra está justificada, eduquemos para el diálogo y no para la violencia. Eduquemos en la paz, la comprensión y la igualdad. Enseñemos a los más pequeños estos principios y valores para evitar más guerras y conflictos y que no tengan que sufrir y ver la violencia de ninguna manera.
Y termino dejando una cita de María Montessori (pedagoga italiana creadora del método Montessori) sobre este tema:

"Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz. La gente educa para la competencia y la competencia es el principio de cualquier guerra. Cuando eduquemos para cooperar y ser solidarios unos con otros, ese día estaremos educando para la paz"
María Montessori