viernes, 14 de octubre de 2011

...Amor de invierno...

Y después de ver esa gran película, Elena empieza a hacerse miles de preguntas. ¿Será lo suyo un amor de verano como lo que les ocurre a los protagonistas?

Analiza todos los detalles, todas las características.

Un amor de verano se caracteriza por durar un corto tiempo, especialmente en esa época del año. Si así era, el caso de Elena no era un “amor de verano”, en todo caso podría llamarlo “amor de invierno” pues todo empezó un día de principios de Diciembre.

Sigue pensando si algo puede coincidir, si su situación puede ser la misma que en esa película.

Ese amor de verano que creían tener los protagonistas también suele olvidarse. La pasión y el amor se van perdiendo cuando ambos se separan, cuando todo termina con un adiós o quizás con un hasta pronto.

No, definitivamente lo suyo no era un “amor de verano” pues ella seguía queriendo a David como el primer día que le vio en Madrid, allí en aquella esquina esperándola. Él, con su cazadora negra de cuero y sus manos en los bolsillos de sus pantalones, mirando a ambos lados esperando a una persona que ese día iba a conocer y no imaginaría jamás que la quisiera tanto.

Recuerda de nuevo, como un flashback, imágenes de esa película que tanto le ha llamado la atención. Quizás por la semejanza con su situación o la tristeza por un amor tan grande.

El protagonista, Noa, sabe de sobra lo que es amar y quiere esperar a que su amada vuelva, le da igual los años que pasen, solo desea que antes de morir ella recuerde aquel delicioso “amor de verano” que vivieron siendo adolescentes.

¿A lo mejor David estaba equivocado pensando que el amor de ambos solo era algo pasajero? Pasajero, un amor de adolescentes, algo rápido sin importancia, un amor que se olvida. Un amor de verano.

Y entonces Elena ve toda su vida como una gran historia. Una historia que podría escribir en un libro con millones de páginas o quizás no tantas. Como si reflejara sus experiencias escritas en un diario. Toda su vida como esa película. “El diario de Noa”. Sí, así es. Definitivamente un diario, su diario. “El diario de Elena”

Un montón de hojas en blanco donde escribirá todos sus errores, sus alegrías, sus experiencias, sus caprichos… Pero sobre todo escribiría su “amor de invierno” con David. Un amor que para ella jamás ha sido pasajero, que nunca ha podido ni podrá olvidar.

Escribiría todos los buenos momentos vividos a su lado, pero no solo eso. También tendría en cuenta las barreras que los han separado y rompieron ese amor. La distancia. Quizás algo insignificante que jamás pensaría que a ella pudiera afectarle, pero que con el tiempo ha comprendido que puede romper un amor tan grande construido poco a poco.

Porque un día puedes estar viviendo una experiencia a tres metros sobre el cielo y al día siguiente, con un chasquido de dedos, todo cambia. Y de la noche a la mañana te encuentras a tres metros bajo el suelo, derrotada, pisada, destrozada y dolida.

Por mucho que David hubiera decidido alejarse de ella, Elena tenía claro que ambos seguían sintiendo ese amor tan grande de la adolescencia, con sus baches y sus caprichos, pero igualmente amor.

Y pondría la mano en el fuego para asegurar que él jamás la olvidaría y la seguiría queriendo por mucho tiempo que pasara. Es más también la pondría para asegurar que algún día sus caminos volverían a cruzarse.

Sí, claro que sí. Pondría la mano en el fuego, pero lo más importante solo es una cosa. No se quemaría nunca.