Y llego el final de esa triste relación. ¿Relación? ¿Podrían llamarlo así?
Sara no sabe cómo llamarlo. Quiere a Ángel, mucho. Pero no puede ser. Solo son amigos. Nada más. Podría decirse que tienen una amistad especial. Demasiado especial.
Ella siempre se ha preguntado por qué no pueden ser algo más que amigos. Si le quiere y él a ella también, ¿por qué no empezar algo juntos?
Si. Siempre se lo preguntó y hasta ese día no podía creerlo. Pero ahora sabe que no puede ser.
Ángel. La quiere. Mucho. Aunque ella no se lo crea, jamás ha querido tanto a nadie. Pero un querer sincero, un amor de esos que duele. Es alguien muy especial para él.
Entonces, ¿por qué no están juntos? Eso mismo hubiera querido él, pero decidió en su día que no podía. Tenerla tan lejos le mataba por dentro. O eso quiso hacerse creer.
- ¿Qué mas da la distancia si el amor es más grande?- se intentaba convencer a si mismo.
Pero su mente y su razón le decían que no. Ángel no estaba hecho para amar a distancia. No era capaz de enamorarse de Sara si no la tenía junto a él. Pero si la quería ¿por qué no lo intentaba? No lo sabía. Era algo que dio por imposible. Algo que dejaron atrás en su momento.
Por eso ahora conviven como amigos. Dos amigos más, que se quieren por dentro, que gritan a voces sus deseos de amarse, pero hay barreras que se lo impiden.
Se ven, se reencuentran a veces y se demuestran cuando se quieren. Pero no se dan cuenta que ambos sufren con esa situación. Especialmente Sara.
Sara se ha enganchado a él, a su cariño, a sus besos. Ángel es su adicción y no puede separarse de él por mucho que quiera. Pero cada vez que lo ve, que están juntos, se autodestruye a ella misma.
Le cuesta tenerle solo en varias ocasiones. Le cuesta creer que realmente la quiere si en su día no hizo nada para luchar por su amor. Le cuesta no recordarle cada día, no soñar con él todas las noches. Le es imposible quitárselo de la cabeza y como siga así se volverá loca. Lo sabe.
Ángel desea volver a verla. Añora su regreso como el niño que espera su juguete la noche de reyes. Pero para él, ella no es su juguete, simplemente es su pequeña Sara, la dulce y hermosa Sara. La necesita. Él también necesita de sus besos para no rendirse, para ser un poquito más feliz. El recuerdo de ella cada mañana le hace esbozar una sonrisa acompañada de un pinchazo en el pecho y una lágrima en su mejilla. Pero al menos su recuerdo le sirve para mantener la esperanza de su temprano regreso.
Pero ambos se preguntan desde lugares diferentes: ¿Podrían convivir con esa situación por mucho tiempo? ¿Llegará algún día en que todo se acabe? ¿O lucharan hasta el final?
Ninguno lo sabe. O eso cree Ángel, que no quiere pensar que no pueda volver a verla más.
Sara también se ha convertido en su adicción. Pero llegará un punto en que uno de estos dos amigos, Sara o Ángel, tendrán que poner punto y final a esa situación por varias razones.
La primera porque estén destruyéndose a sí mismos, la segunda porque aparezca otra persona en sus vidas y la última, porque quizás uno de los dos, pierda amistades cada vez que se estén viendo.
Sara se encontrará con una situación así. O elige no perder a sus amigos y le pierde a él para siempre. A él, que tanto le quiere. Le cuesta pero tiene que decidir.
O bien pierde a sus amigos y decide ver siempre a Ángel, porque no se imagina los días sin él.
Y tu ¿qué harías? ¿Amistad o amor?
