martes, 5 de julio de 2011

...El camino de la vida...

Y lo sabes, sabes que la felicidad te ha llegado, porque con solo mirarte al espejo te ves radiante, te aparece esa sonrisa sin querer.

Aunque por dentro estalles de alegría porque todo va muy bien, sientes miedo. Miedo a que mañana una lágrima se apodere de esa preciosa sonrisa que hoy pinta tu cara. Sonrisa que nace por algo o alguien, sonrisa que se alimenta de sus recuerdos, de sus risas, de sus besos, de sus caricias. También de sus bromas, de sus tonterías y de sus detalles. Una sonrisa que se alimenta de todo su ser.

Sabes que tanta felicidad junta no puede ser buena, sientes que es mucha suerte en pocos días. Por ello tienes asumido que algún día todo puede cambiar, que la felicidad que ahora te ilumina puede apagarse como una vela en tu interior. Que esa sonrisa que tanto asoma tras tu pequeña boca, puede esfumarse como si se la llevara el viento. Que esos recuerdos y ese cariño hacia esa persona puede que se intensifiquen o por el contrario se conviertan en un odio intenso que recorrerá todo tu ser.

Tienes las ventajas, también los inconvenientes y tienes el camino a tus pies.

Caminas despacio, no quieres perderle, intentando tomar las decisiones correctas, analizando los inconvenientes y disfrutando de todas esas ventajas que guardas en tu mochila de viaje.



No esperas terminar todo el camino, y si lo terminas sabes que no acabarás bien. Pero si no das ese paso que te adentrara a tu deseo, a tu sueño, jamás aprenderás como caminar correctamente, ni aprenderás a decidir, ni a jugar con esos pros y esos contras que llevas siempre en tu mochila antes de emprender un viaje.

Es por ello que pase lo que pase debes asumir tus decisiones y sobre todo intentar mantener esa felicidad que te da la fuerza para seguir adelante en ese gran camino. Recuerda que con tu sonrisa harás a los demás más pequeños y tú te volverás más fuerte. Esa es la clave del camino. Del camino de la vida.