"Y sigo aquí sentada, esperandote en el banco de siempre, en nuestro lugar de encuentro, donde puedo verte cada día, aunque la espera sea muy larga. Mi vista se dirige a esa calle larga infinita de la que tú siempre apareces a lo lejos. Ya queda poco tiempo para que el reloj marque la hora acordada para volver a verte. Estoy tan nerviosa..., no te imaginas..., mi corazón se acelera cuando te veo y mirándote a los ojos soy exclava de ellos, me adentro en tu mundo..., me hipnotizas con tu dulce mirada tan senxual...
Pensando en ti y en tus ojos, vuelvo a asomar la vista hacia la calle y... ¡por fin te veo! Por fin ya nos volvemos a encontrar, tu me sonries a lo lejos y yo te devuelvo la expresión. Nos juntamos y mis brazos abrazan tu cuerpo y tus brazos abrazan el mio. Mientras, de la emoción, mis lágrimas recorren mi cara hasta caer en tu hombro. Me miras de nuevo, con esa mirada tan profunda en la que me adentro y me vuelvo tu exclava. Me susurras al oído que no llore mas por ti, que deje de pensar en lo que esta pasando entre los dos, que no piense mas en lo que pueda pasar... Intento hacerlo pero no es tán fácil, ahora no quiero pensar en nada, solo quiero llorar, abrazarte, que me abrazes, me consueles, que no te vayas de mi lado nunca, porque cuando tu no estas la soledad es la única que me acompaña.
Después de mucho tiempo junto a ti, en nuestro banco, sentados, yo con mi cabeza en tu hombro, tu acariciando mi pelo y secando las lágrimas que recorren mis mejillas...
Y llegó el final, el momento de separarnos, y no puedo, no quiero, no soy capaz de separarme de ti, antes de irte me prometes que mañana volverás a verme y eso me alegra pero también me entristece, si..., lo sé..., es poco tiempo, pero sabes que los minutos sin ti se me hacen horas...
Me despides con un fuerte abrazo e inmediatamente al darme dos besos en las mejillas, tus labios besan los mios, tu te separas en seguida..., y yo me quedo perpleja e intento acercarme más a ti..., pero veo en tu mirada que este no es el mejor momento, ni el lugar para que algo ocurra entre los dos. Entonces me aparto de ti y a lo lejos me vuelves a lanzar tu dulce sonrisa, pero lo único que puedo recibirte son lágrimas y una mirada pensativa...
Pensando en la tarde que he pasado contigo, vuelvo a sentarme en el banco, justamente donde tu estabas sentado y solo puedo pensar en ti, en tus ojos, tu mirada y tus labios... Se que me has dicho que no lohaga, que no sufra más, pero no puedo evitarlo..., no sé..., será que la felicidad que me aportas no puede compararse con todo mi sufrimiento..."