Por fin llegó la hora en la que Flarmy llegaba al cuarto de Sara…
Ella le estaba esperando con los brazos abiertos y en seguida que se transformo de lucecilla en ángel, le dio un gran abrazo…
-Sara: “Hola Flarmy. Me alegro de verte” – decía mientras le abrazaba.
-Flarmy: “Yo también tenía ganas de verte, las mañanas se me hacen eternas si tu no estas… Te quiero pequeña”
-Sara: “Y yo a ti”
-Flarmy: “Bueno ¿tienes ganas de pedir tu tercer y último deseo?”
-Sara: “Si, si, lo estoy deseando. Pero… ¿puedo decírtelo antes al oído? Es que es una sorpresa para los dos…”
-Flarmy: “¿Una sorpresa? Esta bien, dímelo al oído primero…”
Sara se acercó a su oido y le dijo su deseo y las ventajas que tenia para poder enseñarla su reino. Flarmy al oírlo, se quedó sorprendido y muy alegre…
-Flarmy: “¡Sara! No me lo puedo creer. ¿Estas segura? Bueno lo intentaré creo que podré hacer todo lo que me pides. Es una gran idea, de verdad. Gracias”
-Sara: “Claro, será una sensación… inexplicable ¿no?”
-Flarmy: “Por supuesto, seguro que te encantará”
-Sara: “Gracias tesoro”
Flarmy se puso manos a la obra y empezó a concederle el deseo a la niña mientras lo pronunciaba en alto. Cuando hubo terminado, se acercó a Sara y le dijo:
-Flarmy: “Esto tardará unas horas en cumplirse por lo que mañana por la noche cuando venga a verte comprobaremos si tu deseo se ha hecho realidad… ¿Te parece?”
-Sara: “Muy bien. Te esperaré aquí mañana para que salgamos los dos a volar y así aprendo contigo ¿vale?”
-Flarmy: “Claro que si, yo te enseñaré pero es muy sencillo, incluso te llevaré si nos da tiempo a mi reino de allí arriba…”
-Sara: “¡OH, sería estupendo! Muchas gracias”
Dicho esto, Flarmy se despidió de Sara con un gran beso y se fue.
Esa noche la niña soñó con su ángel y con su tercer deseo… Imaginándose como serían las cosas a partir de ahora. Si de verdad podría aprender a volar y ver tantas cosas desde arriba, como el reino de Flarmy, el cual deseaba conocer cuanto antes…
Ella no quería hacerse ilusiones vanas, porque por cualquier cosa podría ocurrir que todo lo que imaginaba y soñaba desde hace tiempo no pasara nunca…
La mañana siguiente se le hizo eterna esperando ansiosa que llegara la noche… Intentaba distraerse con cualquier cosa, estudiando, jugando, ayudando a su madre… Pero cuantas mas cosas hacia, mas pensaba en todo eso y por lo tanto los minutos se le hacían horas…
Cuando llegó la noche y la Sra. Harrison se disponía a acostar a la pequeña Marta, antes de que se lo gritara a Sara, ella ya había subido a su cuarto corriendo…
El Sr. Harrison al ver a su hija tan nerviosa y rara, decidió subir a su cuarto a comprobar que le pasaba…
Llamo a la puerta y entró sin esperar respuesta:
-Sr. Harrison: “Sara, ¿puedo pasar?”
-Sara: “Si papa, ¿Qué quieres?”
-Sr. Harrison: “Nada hija, solo quería darte las buenas noches y… bueno preguntarte por qué llevas todo el día alterada… ¿Te pasa algo pequeña?”
-Sara: “No papa, no me pasa nada, simplemente hoy he estado mas activa, tenía ganas de divertirme. No te preocupes, no es nada papa” – fingió Sara.
-Sr. Harrison: “Mm... ¿Estas segura? Bueno pues entonces me dejas mas tranquilo aunque no me convenzo mucho, pero si tu lo dices…”
-Sara: “Claro papa, no te alarmes, ya sabes como soy. Recuerda que tienes una hija un tanto extraña…” – rió.
-Sr. Harrison: “Tu no eres rara hija, eres especial… Bueno pues entonces me voy. Descansa pequeña y buenas noches”
La dio un beso en la frente y Sara respondió:
-Sara: “Gracias papa. Te quiero mucho. Buenas noches”
En cuanto el Sr. Harrison cerró la puerta Sara soltó un gran suspiro de alivio…:
-Sara: “Puff..., por que poquito…” – pensó.
Cuando hubo dicho esto último, en ese mismo instante, la pequeña lucecita ya había pasado por la ventana y en un abrir y cerrar de ojos, Flarmy estaba allí sentado en la cama de Sara a su lado.
-Flarmy: “Hola Sara. ¿Qué tal el día? ¿Largo?”
-Sara: “¡Flarmy! Que bien que estés aquí. Pues si, se me ha hecho muy largo esperando este momento y sobretodo pensando en ti…”
Sara se acercó a el y le recibió con un fuerte beso.
-Flarmy: “Yo también te he extrañado mucho… Te quiero tanto…”
Pasaron unos minutos en silencio mientras los dos no dejaban de mirarse… A lo que Flarmy interrumpió…:
-Flarmy: “Bueno Sara, creo que es hora de comprobar si tu deseo se ha cumplido. Así que ven levántate y ponte a mi lado…”
-Sara: “Si, por fin. Esta bien”